El baño es uno de los momentos del día más apreciados por los padres y sus bebés. Es un tiempo de contacto, de comunicación entre ambos. Por eso se recomienda que se haga con tiempo, sin prisas. Los recién nacidos deben bañarse desde el primer día, frente a antiguas creencias. En los primeros días los padres deben tener cuidado de no mojar en exceso la zona del ombligo, que aún está curándose.
Los padres deben estar tranquilos a la hora del baño. Por eso se recomienda, antes de empezar, tener todos los productos a mano. El agua debe tener una temperatura similar a la corporal 36-37 ºC. Se aconseja adquirir un termómetro de agua, sobre todo para los primeros meses de vida.
Es muy importante la sujeción del bebé. La persona encargada del baño debe coger al niño por la nuca o por debajo de los brazos. Con la otra mano libre podrá limpiarlo con una esponja suave. En los primeros meses se recomienda utilizar productos de limpieza muy hidratantes y suaves, que respeten las defensas naturales de la piel. En el mercado hay todo tipo de geles y champús para las distintas etapas del bebé.
Otro de los momentos claves del baño es el secado. En los recién nacidos es muy importante secar muy bien entre los pliegues y aplicar una crema hidratante o un gel para evitar la sequedad. La aplicación de la crema hidratante es un momento ideal para realizar un masaje al bebé y relajarlo para que duerma mejor.