Llega el frío, las calefacciones, hay menos humedad… Es el ambiente más propicio para que aparezcan brotes en los pacientes que sufren dermatitis atópica. En invierno nos abrigamos más y el calor artificial seca la piel, lo que facilita que se acentúe esta enfermedad.
La dermatitis atópica afecta a un 15% de la población, y es más acusada en bebés y niños. Se manifiesta con irritaciones, sequedad extrema y enrojecimiento de la piel. En los casos más acusados puede incluso producir algún sangrado. Para evitar que se agrave es importante seguir unos consejos:
- Utilizar siempre ropa de algodón. Evitar las prendas sintéticas o de lana.
- Hidratar la piel a diario. Una de las causas de que aparezcan los brotes es la sequedad de la piel.
- Si se utiliza calefacción en el hogar, es recomendable colocar un recipiente con agua encima de los radiadores para humedecer el ambiente.
No hay ningún tratamiento definitivo que cure la dermatitis atópica, pero sí soluciones para combatir los brotes. Además del uso de cremas diarias para hidratar, cuando la enfermedad se agrava hay que consultar con el médico. Él decidirá la conveniencia de recetar cremas con corticoides.
La dermatitis atópica está en muchos casos asociada a otras dolencias, como la rinitis alérgica o el asma. Según estudios pediátricos, un 30% de los niños que la sufren acabarán desarrollando asma, y el 35% rinoconjuntivitis alérgica. Si tu niño la padece, te recomendamos este vídeo de la Asociación Familiares y Pacientes de Dermatitis Atópica. Os ayudará a concienciar a los más pequeños de una forma divertida sobre su enfermedad.
Cremas para la piel atópica
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