Pocos accesorios como unos buenos tacones son capaces de estilizar tanto la figura de una mujer: nuestras piernas parecen más largas y ponen el broche de oro a cualquier conjunto. Odiados por unas, pero también amadas por muchas otras. La mayoría. Sobre todo mientras nuestros pies no se empiezan a resentir.
Pero debemos ser conscientes de que los tacones son un arma de doble filo. Un uso continuado puede tener consecuencias negativas para la salud. ¡Atenta!
¿Son malos los tacones para la salud?
De media, una mujer suele padecer hasta cuatro veces más lesiones en los pies que los hombres. La causa suele estar en un uso abusivo de los zapatos de tacón alto.
Si caminamos con zapato plano, la parte delantera soporta alrededor del 43% de nuestro peso y la trasera el 57%. Pero, ¿qué ocurriría si usamos tacones de más de 10cm? En este caso, el 90% del peso recaería sobre la parte delantera y solo el 10% sobre la trasera. Esto hará que cambiemos nuestra postura corporal y el tobillo será la primera articulación que se resentirá.
Las rodillas también se ven afectadas por el uso del tacón. La tensión de los músculos de las piernas aumenta considerablemente y, automáticamente, esta articulación tiende a flexionarse.
Todo ello puede pasarle factura a nuestros pies, ya que en ocasiones desemboca en una desestructuración muscular o lo que es más grave, en artrosis en rodillas o en las caderas.
Además, usarlos de manera habitual puede ocasionar otro tipo de consecuencias de menor importancia como juanetes o durezas.
¿Qué hacer para evitar estos problemas?
Lo mejor es subirse a los tacones lo menos posible. Los de punta afilada y tacón de aguja pueden convertirse en una auténtica pesadilla. Así que olvídate de ellos.
Pero si tenemos que ponerlos obligatoriamente, como por ejemplo en el trabajo, lo más adecuado es que no sobrepasen los 3 centímetros.
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¡Esperamos que este artículo te ayude a sobrevivir a los tacones!